Ruth Yuste: “Las carreras de humanidades son fundamentales para el desarrollo de una sociedad”
Ruth Zenaida Yuste Alonso es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), donde también obtuvo el título de Máster en Enseñanza del Español y su Cultura. En 2013, consiguió una plaza como auxiliar de conversación en la Universidad de Connecticut (Estados Unidos), lo que le permitió realizar un Máster en Estudios Hispánicos. Actualmente, continúa ejerciendo su labor docente en esta universidad y cursa sus estudios de doctorado.
Actualmente trabajas como docente ayudante en la Universidad de Connecticut. ¿En qué consiste exactamente tu trabajo y a quiénes das clases?
Soy ayudante graduada en el Departamento de Literaturas, Culturas y Lenguas de la Universidad de Connecticut, en donde imparto cursos de lengua – español como lengua extranjera y español con fines específicos – a estudiantes universitarios de diferentes disciplinas y en distintas etapas de su carrera académica. En Estados Unidos, el estudiantado debe cursar una lengua extranjera como parte de su formación general y, en este sentido, el español suele ser uno de los idiomas más demandados. Además de las clases que imparto, ayudo al profesorado en sus labores docentes e investigadoras.
¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta llegar hasta aquí?
Mi trayectoria profesional es un ejemplo más de la situación en la que se encuentran muchos españoles tras la crisis económica en España. Tras licenciarme en la universidad, estuve trabajando de manera temporal como profesora sustituta de francés en educación secundaria y como traductora e intérprete para particulares y en eventos culturales, empresariales y académicos puntuales. Sin embargo, cada vez me resultaba más difícil encontrar trabajo y tuve que empezar a considerar otras opciones. Así fue como terminé ejerciendo de profesora de español en Agadir (Marruecos) en un programa de diversificación lingüística desarrollado por el Centro Universitario de Cooperación Internacional para el Desarrollo (CUCID) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue una experiencia sumamente enriquecedora, pero, tras mi regreso, las oportunidades profesionales continuaban siendo poco halagüeñas y no conseguía abrirme paso en otros sectores, por lo que tuve que poner mis miras fuera de España. En 2011, hice las maletas y puse rumbo a Europa sin plan alguno. Mi primera parada fue Bruselas, pero terminé asentándome en Londres al cabo de un mes. Allí estuve trabajando en el sector de la hostelería durante un año junto con otros muchos españoles. A pesar del poco tiempo libre, continué formándome y enviando solicitudes a diferentes becas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. En 2013 me concedieron una beca como auxiliar de conversación en la Universidad de Connecticut, lo que me brindó la oportunidad de comenzar una nueva etapa.
¿Crees que las carreras de la rama de humanidades, menos técnicas, son importantes para el desarrollo de una comunidad?
Sí, por supuesto. Las humanidades son fundamentales para el desarrollo de la sociedad, pues no solo dan cuenta de su historia, filosofía o producción cultural, sino también contribuyen a dar sentido y propósito a los proyectos de futuro. Sin embargo, el principal problema que observo estriba en la visión sesgada que se tiene de las carreras de esta rama al ser consideradas poco productivas o técnicas en comparación con aquellas de la rama de ciencias. En este sentido, creo que es importante reclamar la noción de “técnica” y subrayar el papel que cumple en el seno de las humanidades. Que no conlleven necesariamente el uso de medios tecnológicos no debería llevarnos a subestimar el valor y la función que tienen en el desarrollo de la comunidad. En Estados Unidos se ha intentado innovar en el campo de las humanidades, con programas universitarios como Digital Humanities, en los que se emplean las nuevas tecnologías para el estudio de cuestiones propias de las ciencias humanas. Por su parte, en Canarias, a través de mi labor con el grupo de investigación Lindolenex, he observado el interés de la Universidad por fomentar la transferencia de conocimiento entre las disciplinas de las distintas ramas a fin de buscar sinergias que permitan desarrollar proyectos investigadores y empresariales desde una perspectiva multidisciplinar.
¿Hay interés en Estados Unidos por aprender una lengua como el español? ¿Qué oportunidades abre en el mercado dominar este idioma?
El español tiene bastante pujanza, pues no hay que olvidar que se trata del segundo idioma más hablado en el país. Además, debido a la proximidad de Estados Unidos con Hispanoamérica, hablar español resulta una destreza casi obligada para aquellas personas que se mueven en el sector empresarial y comercial. Esto constituye un especial incentivo para los estudiantes porque el conocimiento del idioma mejora su proyección profesional. No obstante, algunos estudiantes, especialmente aquellos cuyas carreras se enmarcan en la rama de la salud, suelen estudiar el idioma no tanto con un propósito económico, sino más bien altruista, para así ser capaces de atender las necesidades de la comunidad hispana.
¿Qué diferencias ves entre el sistema educativo español y el de Estados Unidos? ¿Con qué aspectos de uno y otro te quedas?
A partir de mi experiencia como docente y estudiante graduada en una universidad estadounidense, puedo afirmar que el sistema educativo español es bastante bueno y competitivo si lo comparamos con el sistema estadounidense. Sin embargo, sí es cierto que en Estados Unidos hay un mayor interés y apoyo a la investigación que en España. Si bien es verdad que una gran parte del presupuesto para investigación va destinado a las disciplinas de STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics), debido al alto coste de los equipos y materiales, las disciplinas de la rama de humanidades también reciben financiación pública y privada para sacar adelante proyectos diversos. El mayor problema aquí reside en su alto costo, lo que obliga a los estudiantes universitarios a solicitar préstamos de gran cuantía para cubrir los gastos de la carrera. En efecto, la educación universitaria se concibe como una inversión de futuro y, por consiguiente, muchos estudiantes se hipotecan con el objetivo de expandir las salidas profesionales a su alcance.
¿Te gustaría que en España hubiera más apoyo a las carreras de letras y a las labores de investigación?
Sí, por supuesto. Estas carreras son sumamente importantes y prescindir de ellas supondría la desestabilización del conjunto de conocimientos a nuestra disposición. Hay que tener en cuenta que las disciplinas no existen como bloques independientes de conocimiento, sino que se nutren entre sí y, por consiguiente, los avances de una pueden impulsar el desarrollo de otras. Desde este punto de vista, resulta mucho más productivo pensar en las humanidades como parte de una amplia red de conocimientos que va más allá de las disciplinas afines que concebirlas como un bloque aparte. En cuanto a la investigación en España, los problemas de financiación afectan a todas las disciplinas, aunque las humanidades suelen partir con cierta (o bastante) desventaja.
¿Piensas regresar a Canarias? ¿Ves posibilidades de desarrollar tu carrera en las islas?
No descarto regresar, pero lamentablemente todavía veo bastante difícil poder desarrollar mi carrera profesional e investigadora en las islas. Canarias tiene muchísimo potencial no solo a nivel logístico, sino también humano ya que cuenta con personas altamente cualificadas, con grandes ideas y visión de futuro. No obstante, creo que es imprescindible desarrollar un modelo de mercado que facilite la integración de las humanidades al tejido empresarial y aprovechar la formación humanística de los estudiantes y profesionales de esta rama para el desarrollo de proyectos integrales y multidisciplinares. Sin duda, se trata de un planteamiento ambicioso, que requiere el compromiso y la colaboración de particulares e instituciones públicas y privadas. Y, para ello, es imprescindible cambiar la forma de en la que vemos las humanidades y empezar a ver el potencial que ofrecen fuera del ámbito académico.