María Cabrera: “Canarias tiene mucho que ofrecer en el campo del desarrollo de otras regiones debido a su posición estratégica”
María Cabrera Escalante estudió Económicas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y una vez finalizada su etapa universitaria trabajó en el sector público y privado en la isla, hasta que decidió trasladarse a Estados Unidos, concretamente a Washington DC y dar un paso más en su crecimiento personal y laboral. Hoy María nos cuenta su experiencia trabajando en el ámbito de la economía del desarrollo en la banca multilateral.
¿Qué te impulsó a dejar la isla de Gran Canaria y dar el salto a otro país como Estados Unidos, para desarrollarte profesionalmente?
Llevaba unos años trabajando en el sector privado en Gran Canaria y realizando trabajos de investigación en la ULPGC, pero la idea de una experiencia en una organización multilateral y en el ámbito de la economía del desarrollo me parecía una oportunidad única. Pensé que me haría crecer profesionalmente y me permitiría explotar cualidades que hasta el momento no había podido desarrollar. Y también, claro, creo que el valor añadido de una experiencia internacional en un ámbito tan competitivo te acompaña en cualquier proyecto futuro. Fue una apuesta que ha resultado realmente positiva.
¿Qué diferencias más importantes encuentras entre el sistema laboral americano y el español?
El marco de las organizaciones multilaterales es algo diferente a la realidad general del mercado laboral estadounidense. En ese sentido, Washington DC no es tan representativo del resto del país. Pero diría que la principal diferencia es la forma de acercarte e interactuar con los diferentes equipos dentro de una empresa u organización. Aquí la cultura es mucho más directa y algo menos vertical. Se valora mucho la proactividad y las “tablas” a la hora de enfrentarte a situaciones fuera de tu zona de confort.
Trabajas en el ámbito financiero en el Inter-American Development Bank, ¿qué funciones desempeñas?, ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Actualmente trabajo en la división de conectividad, mercados y finanzas. Esta división interviene en el desarrollo de los mercados financieros y el sector privado en América Latina y el Caribe con objetivos concretos como puedan ser apoyar la innovación en el sector rural, la inclusión financiera de la mujer o el fomento de proyectos climáticos, entre muchos otros. Mi trabajo consiste en elaborar los análisis económicos y diseñar las estrategias de evaluación de los proyectos que se proponen para asegurar que se trata de proyectos beneficiosos para la región de América Latina y el Caribe. De manera muy resumida, se trata de buscar la mejor alternativa para conseguir los objetivos de desarrollo propuestos y utilizar los recursos disponibles de la manera más eficiente posible, con el objeto final de extraer lecciones que nos permitan potenciar el impacto de nuestro trabajo en la región. Siempre me he interesado por la evaluación económica ya que creo es la única manera de velar porque los recursos se empleen de manera eficiente, y en proyectos que tengan un impacto en la sociedad, y aprender de lo que funciona, para replicarlo, y de lo que no, para corregirlo. Poder hacer ese ejercicio apoyando el desarrollo de los países me parece una de las variantes más bonitas y enriquecedoras del trabajo de un economista.
¿Cuál ha sido el reto profesional más grande al que has tenido que enfrentarte?
El primer reto claramente fue llegar a trabajar aquí. Es un ambiente muy competitivo y atractivo para gente de todo el mundo, tienes que tener un perfil que encaje y demostrar que eres capaz de adaptarte a lo que aún no has hecho, así que es difícil. Pero desde que entré en el IADB tal vez el mayor desafío fue la evaluación que hicimos sobre el trabajo realizado en Haití. Tras el terremoto de Haití, la ayuda internacional se volcó en el país de un modo sin precedentes. Las necesidades eran tan grandes que toda la ayuda era necesaria y aún era poca. Tras años de trabajo se realizó una evaluación para ver cómo había avanzado el país y las dificultades que se habían encontrado para el desarrollo de los muchos programas en marcha. Hay muchas barreras que superar y el progreso llega muy lentamente pese al esfuerzo titánico de la gente que trabaja para Haití. Además de las dificultades para hacer la evaluación sobre el terreno y coordinarse con el Gobierno y con el resto de agencias de desarrollo, es todo un reto ver de qué manera puede conseguirse un mayor impacto para canalizar toda la ayuda en una estructura tan compleja.
¿Conoces a otros canarios que estén desarrollando sus carreras en Estados Unidos?
Claro, conozco a varios canarios trabajando en Washington DC en el ámbito de las organizaciones multilaterales, empezando por mi pareja que también es de Gran Canaria y llegó hace años para trabajar en el Banco Mundial, además de otros amigos trabajando en el sector financiero en Nueva York, o en educación en Houston.
¿Ves alguna oportunidad de negocio entre tu ámbito de trabajo actual y las islas Canarias?
Veo claras las posibilidades de implementar el conocimiento y las habilidades que se buscan en estas organizaciones en una región como Canarias. Tenemos el turismo como servicio estrella y pilar de nuestra economía, pero existen además muchos otros servicios que se pueden ofrecer de innovación, investigación y desarrollo para los que además existe el conocimiento en las islas. Dentro de ese abanico de servicios, trabajar para el desarrollo de otras regiones desde nuestra ubicación estratégica me parece no solo posible sino perfectamente alineado con las condiciones y limitantes de la economía en las islas. Además, existen sinergias clave en campos de alta cualificación técnica como las energías renovables o la protección medioambiental, que son parte fundamental para el desarrollo sostenible de Canarias y, obviamente, pilares de cualquier estrategia de crecimiento en regiones en desarrollo. Ya existen sedes en Canarias volcadas al desarrollo en África, por ejemplo. Tanto Casa África como la plataforma logística del Programa Mundial de Alimentos de la ONU se han establecido en las islas entendiendo que el desarrollo es clave y que Canarias tiene mucho que ofrecer en ese campo.
¿Te gustaría regresar?
Sin duda. Me encanta mi trabajo actual y la ciudad en la que vivo, pero me gustaría poder contribuir del mismo modo a Canarias y a su potencial como plataforma del desarrollo para África. Además, por supuesto, está la familia. Esta experiencia, como todas, tiene sus sacrificios, y el más duro es la distancia y el tiempo que no recuperamos con los nuestros. Así que sí, la isla “tira”.