Aythami Cabrera, un antiguo alumno del Heidelberg en Berlín

Aythami Cabrera, graduado en Ingeniería Técnica de Obras Públicas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) en 2011, decidió comenzar su aventura profesional ese mismo año con un destino claro, Berlín. Actualmente, trabaja en esta ciudad como ingeniero estructural en la empresa Rohwer Ingenieure VBI GmbH.

Tras acabar la carrera en Ingeniería Técnica de Obras Públicas y Construcciones Civiles en 2011, ¿cuál fue la motivación para mudarte a Berlín? ¿Barajabas otras posibilidades?

En primer lugar, la falta de oportunidades en la isla. Algunos amigos míos ya se habían graduado en cursos anteriores y me habían comentado sus experiencias laborales: poco trabajo, de becarios mayormente, mal pagado, muchas horas y se aprendía poco debido a que no les confiaban tareas realmente importantes.

En segundo lugar, tuve la suerte de tener un contacto aquí que me ofrecía vivir con ella pagando la mitad del alquiler hasta que encontrara un trabajo y me pudiera mudar. Yo ya contaba con conocimientos de alemán por haber estudiado en el colegio Heidelberg, sin embargo, llevaba más de 10 años sin leer una palabra. Me decidí a realizar un curso intensivo de unos meses para desempolvar los recuerdos y, con algo de dinero ahorrado, di el salto cuando me vi preparado.

En los últimos seis años has realizado tu actividad profesional en esta ciudad, ¿cuáles dirías que son las características que más te atraen de Berlín?

¡Muchas cosas! La principal es que es una ciudad fundida con la naturaleza. La atraviesan dos ríos (el Havel y el Spree), la salpican varios lagos y parques y, además, cuenta con grandes bosques en las afueras, apenas a 20 minutos en metro del centro. Todo esto permite practicar una gran gama de deportes de exterior cuando el tiempo lo permite (principalmente verano). Me encanta salir a correr y escalar y en Berlín existen muchísimas alternativas para ambos.

Luego está la vida cultural y la noche. Siempre hay algo que hacer, sobre todo en el centro. Ya sean conciertos en bares, obras de teatro (en teatros oficiales o alternativos), discotecas, etc. En una ciudad de casi 3,7 millones de habitantes con un estándar de vida relativamente bajo para una capital europea, la escena cultural es muy grande y hay cosas para todos los gustos. Si uno se mueve, es difícil aburrirse. Además, hay mucha inmigración de otros países europeos y americanos. Conocer gente nueva es muy fácil si al menos se domina el inglés. La comunidad española también va a más cada año.

En tu empresa actual, Rohwer Ingenieure VBI GmbH, ¿qué puesto exacto desempeñas? ¿cuáles son las tareas que conlleva desempeñarlo y qué dificultades presenta?

Soy analista en cálculo estructural. Básicamente se trata de justificar matemáticamente que una estructura (casa, muro, techo, tejados, barandillas, etc.) no se va a caer, sufrir daños que la hagan inutilizable ni comporte riesgos para las personas que la utilicen. Calculo una gama variada de estructuras, pero lo más usual es que nuestros clientes sean arquitectos que nos vienen con una casa ya diseñada con planos y nos toque calcular todos los elementos estructurales. Desde las vigas de madera del tejado hasta los cimientos de hormigón, pasando por muros de carga interior de ladrillo, dinteles, forjados, etc.

La principal dificultad que entraña este trabajo es el conocimiento de una cantidad de normativa bastante extensa. No hay que sabérsela toda de memoria, ya que se trabaja en grupo y la oficina cuenta con todos los tomos necesarios para consulta, sin embargo, sí es importante estar familiarizado y saber dónde y cómo hay que buscar cada vez que se necesite un conocimiento determinado. Que toda esta normativa me la encuentro en alemán es una dificultad añadida que con el tiempo he ido subsanando de tanto consultarla.

¿En qué aspectos te ha ayudado a crecer, profesional y personalmente, vivir durante tantos años en un país extranjero?

Principalmente en aumentar la resiliencia hacia la adversidad. Buscarme la vida en un idioma distinto al materno, y además si es tan complicado como el alemán, me ha enseñado que poniendo el suficiente empeño se puede conseguir salir adelante. Las expectativas no siempre se cumplen y algún golpe que otro te llevas, pero aprendes a enfocarte en las cosas importantes, llegas realmente a conocerte a ti mismo, tus limitaciones y tus capacidades. Profesionalmente estoy consiguiendo juntar una experiencia laboral que pienso difícilmente me hubiera sido posible en Las Palmas. Lo mucho que me ayudará, o no, sólo lo podré decir una vez vuelva.

¿Qué aspectos culturales exportarías de Gran Canaria a Alemania? ¿y al contrario?

De Gran Canaria me traería la flexibilidad y la habilidad de relajación, ¡además del sol!, que son importantes para la capacidad de improvisación (sobre todo en mi línea de trabajo). Muchos alemanes que he conocido tienden a dar por sentado que los demás siempre hacen bien su trabajo, y cuando algo sale mal les cuesta salir de los esquemas en su cabeza de cómo deben ser las cosas para pensar en soluciones. De Alemania me llevaría la preocupación por el medio ambiente y el horario de 8:00 a 16:30 (con media hora de descanso para comer). El horario español, con hasta dos horas entre mañana y tarde, me parece absolutamente ridículo, anti-familia y anti-vida-personal fuera del trabajo.